La audacia del primer santo adolescente

Su breve vida inspira por la convicción y la integridad que lo caracterizaron. Alimentaba todas las noches a quien lo necesitara; ayudaba a estudiar a escolares en dificultad y rezaba diariamente el rosario. Será el primer santo influencer porque usó las redes sociales e Internet como herramientas de difusión de la fe y para promover el voluntariado. Las pantallas sólo fueron el medio, siempre le dio prioridad a socializar y evangelizar presencialmente. Enriqueció sus habilidades tocando el saxo y haciendo deporte.

Sus padres no eran católicos practicantes, pero él tenía una fe profunda. Ese hecho, más que una anécdota, es un reflejo de su fuerza y convicción interna que dejó huella.

El joven italiano es conocido como "el influencer de Dios" y también como “el patrono de Internet”, debido a que evangelizó a través de la web y fue un adelantado de la informática. En mayo de 2024, el Papa Francisco aprobó los decretos para su canonización.

Sólo vivió 15 años. Lo hizo intensamente. Desde pequeño manifestó una fe fuera de lo común y un fervor religioso que sorprendía a sus progenitores Andrea Acustis y Antonia Salzano. Fue tanta su insistencia, que su director espiritual, Illio Carrai, debió darle un permiso anticipado y especial para que efectuara la Primera Comunión a los 7 años.

Carlo Acutis nació el 3 de mayo de 1991 en Reino Unido porque sus padres italianos se encontraban en Londres por motivos profesionales. Sin embargo, a los pocos meses, la familia volvió a su tierra natal y, específicamente, a Milán donde vivió la mayor parte de su existencia. Falleció el 12 de octubre de 2006 en Monza, Italia, a 3 días de ser diagnosticado de leucemia mieloide aguda M3, la forma más agresiva de dicha enfermedad.

No le tenía miedo a la muerte ni tampoco al sufrimiento. Es más, apenas lo hospitalizaron le dijo a su madre: “De aquí no salgo” y pidió la unción de los enfermos, expresando con gran amor y convicción “quiero ofrecer todos mis sufrimientos por el Señor, por el Papa y por la Iglesia”.

A su funeral asistieron personas inesperadas… Según su mamá, fue gente sin hogar, inmigrantes, mendigos y niños, quienes le hablaron de Carlo, su trabajo social y de lo que él había hecho por ellos, y de lo que ella no sabía nada.

Naciste original, no vivas como fotocopia

Este joven le hacía tantas preguntas a su madre que ella decidió estudiar Teología para seguirle el ritmo. Desde pequeño pedía entrar cotidianamente a las iglesias y apenas el crecimiento le permitió mayor autonomía, iba a misa diaria y rezaba el rosario.

A los 12 años ya era catequista, don que había cultivado en su infancia.

“Fue mi maestro espiritual, me explicaba con dulzura la Biblia, el cielo, la presencia de Jesús en el Sagrario… Su fervor tocó mi corazón”, dice Rajesh Mohur, cuidador de Carlo en el documental Estoy contigo.

Su testimonio es sorprendente porque Mohur profesaba el hinduismo, pertenecía a la casta sacerdotal brahmán, la más alta de la sociedad hindú. Conoció a Carlo cuando el niño tenía 4 años. Cada gesto lo conmovió, especialmente cuando vendió hermosos juguetes nuevos para ayudar a los pobres. Al cumplir el beato 8 años, Mohur con casi 30, recibió simultáneamente todos los sacramentos de la Iglesia Católica: Bautismo, Primera Comunión y Confirmación.

"Él sabía el catecismo de la Iglesia católica casi de memoria y me lo explicó tan brillantemente que logró emocionarme sobre la importancia de los sacramentos", detalla Mohur en el libro "Blessed Carlo Acutis: A Saint in Sneakers" (“Beato Carlo Acutis: Un santo en zapatillas”). En la obra, escrita por Courtney Mares, además relata que también convirtió a la madre de su cuidador cuando ella viajó a visitarlo. Ella —que había dicho que no entendió la misa católica— a los pocos meses y tras convincentes conversaciones en inglés con Carlo, se bautizó apenas regresó a su hogar en Mauricio.

La facilidad para hablar otros idiomas era otra de las características de Acutis. Una evidencia es el sitio web “Lista miracoli", que creó luego de 2 años de investigación y viajes, en los que también fue acompañado por sus padres, siendo una de sus obras más importantes una exposición sobre los milagros eucarísticos en el mundo. El trabajo recoge un total de 136 casos reconocidos por la Iglesia católica, con fotografías y descripciones. ¿Por qué lo hizo? Consideraba que la dimensión eucarística es como convivir con la eternidad y permite estar en la dimensión del tiempo de Dios. Difundir dichos fenómenos ayudaban, a su entender, a que los jóvenes no se quedaran sólo en los sacramentos, sino que vivieran unidos a Cristo. “Cada vez que comulgas, dejas de ser la misma persona, Jesús hace transformaciones dentro de ti”, le señalaba a su madre. 
Su interés por las tecnologías de la información y las comunicaciones también lo llevaron a producir material audiovisual de las apariciones marianas y un kit para niños que enseñaba cómo convertirse en santo.

Carlo experimentaba constantemente con nuevos programas computacionales y viralizaba videos de sus gatos (será el primer santo que tendrá cuenta de Facebook). Fue un autodidacta de la tecnología, pedía libros del tema y consultaba textos universitarios. Junto a un amigo estudiante de ingeniería informática, creó el sitio web de su parroquia. El 2006 hizo la página online para el voluntariado del Instituto Leone XIII y coordinó la realización de publicidad para la acción social a nivel nacional.

La tecnología era para él un medio fascinante que le permitía comunicarse. Nunca reemplazó el contacto directo con sus amigos, con quienes jugaba fútbol en un centro deportivo y compartía tardes enteras. Tocaba el saxo y amaba a los animales.

Su inclinación por los desvalidos y por el respeto a la naturaleza, lo hicieron un fiel admirador de Francisco de Asís. Es por ello que pidió ser enterrado en la ciudad homónima, que frecuentaba cada vez que podía con el objetivo de inspirarse.

Hoy Carlo Acutis tiene dos hermanos gemelos: Michelle y Francesca, nacidos el 2010. “Te enviaré muchas señas y serás nuevamente madre”, le dijo a su mamá cuando entendió que fallecería.

Fue audaz, hacía lo que pensaba que era correcto, aunque no fuese lo que estaba de moda entre sus coetáneos. Vivió y murió fiel a su propósito, trabajó sus virtudes y talentos, era consciente y seguro de lo que lo distinguía y lo puso al servicio de su comunidad. Tal como comentó alguna vez, él tenía claro que “todos nacen como originales, pero muchos mueren como fotocopias”.

Fotos: Asociación Amici di Carlo Acutis.